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Lic. Omar Sánchez

 

L 15 de junio de 1604, se funda la Hacienda de San José (a veces llamada San José de los González). El título fue expedido por el gobernador Don Martín de Zavala a Don Bernabé González Hidalgo el día 1 de abril de 1642. El decreto número 69 con fecha de 1 de marzo de 1850, expedido por el Congreso del Estado, es su artículo primero establece la fundación de un nuevo distrito en la Hacienda de Villa con la denominación de El Rosario y pertenece al partido de Cadereyta, ejecutándose esta resolución hasta 1868, fecha en la que bajo el decreto número 36, firmado por el entonces gobernador General Jerónimo Treviño, toma la categoría de Villa de Juárez, el 30 de diciembre de 1868 y recibe el nombramiento de Ciudad Benito Juárez el 31 de mayo de 1988.

El texto era el de la Vulgata Latina de Jerónimo y fue publicada en Maguncia entre 1450 y 1456. Sin embargo, con excepción de algunos pasajes, el Nuevo Testamento griego tuvo que esperar hasta 1514 para ser impreso. Dos razones se le atribuyen a esta demora de casi setenta años. La primera de ellas fue lo difícil y costoso que resultaba la producción de tipos griegos de fundición necesarios para un libro de considerables dimensiones. La segunda, y más importante razón que demoró la publicación del texto griego, fue sin duda el prestigio de la Vulgata Latina de Jerónimo. Las traducciones en idiomas vernáculos no anulaban la superioridad del texto latino del cual provenían; pero la publicación del Nuevo Testamento griego ofrecía a cualquier erudito conocedor de ambas lenguas, una herramienta con la cual podía criticar y corregir la Biblia oficial de la Iglesia Romana. Sin embargo, en 1514, salió de la imprenta el primer Nuevo Testamento Griego como parte de una Biblia políglota. Planeada en 1502 por el Cardenal Primado de España, Francisco Jiménez de Cisneros, una magnífica edición del texto hebreo, arameo, griego y latino, fue impreso en la ciudad universitaria de Alcalá (Complutum). A pesar de que el texto complutense fue el primer Nuevo Testamento griego en imprimirse, no fue el primero en ser publicado (esto es, puesto en circulación). Tal fue la edición preparada por el famoso erudito y humanista holandés Desiderio Erasmo de Rotterdam. 
  


DIF Municipal de Cd. Benito Juárez, N.L.

No se puede determinar exactamente cuando decidió Erasmo preparar la edición del Testamento griego, pero durante una visita a Basilea en agosto de 1514, discutió, posiblemente no por primera vez, con el editor Froben, la posibilidad de tal volumen. Sus negociaciones parecieron haberse roto por algún tiempo, pero fueron restablecidas durante una visita de Erasmo a la Universidad de Cambridge en abril de 1515. Fue entonces cuando Froben lo importunó a través de un mutuo amigo, Beatus Rhenanus, a fin de que se hiciera cargo inmediatamente de la edición del Nuevo Testamento griego. Sin duda Froben, habiendo oído la inminente salida de la Biblia políglota española y percibiendo que el mercado estaba listo para una edición del Nuevo Testamento griego, deseaba capitalizar la demanda antes que la obra de Jiménez fuera concluida, y la propuesta


Monumento al Lic. Benito Juárez

de Froben, que fue acompañada por la promesa de pagar a Erasmo "... tanto como cualquier otro pudiera ofrecer por tal trabajo", aparentemente llegó en el momento oportuno. Habiendo ido nuevamente a Basilea, en julio de 1515, Erasmo esperaba encontrar manuscritos griegos suficientemente buenos como para enviarlos a imprimir, y luego presentarlos juntamente con su propia traducción latina, en la que había venido trabajando de forma intermitente durante algunos años. No obstante, con disgusto, pudo comprobar que los únicos manuscritos disponibles para ese momento, requerían de cierto grado de corrección antes que pudieran ser usados como copias de impresión. El trabajo comenzó el 2 de octubre de 1515 y, el 1ero. de marzo de 1516 -solo cinco meses después- la edición entera había sido concluida en un gran volumen folio de aproximadamente mil páginas que, según el propio Erasmo declaró más tarde, "... fue precipitado antes que editado". Debido al apresuramiento de la producción, el volumen contiene cientos de errores tipográficos. Al respecto, Scribener declaró: "... ¡es el libro con más errores que he conocido!". Por cuanto Erasmo no pudo conseguir un solo manuscrito que contuviera el Nuevo Testamento completo, utilizó varios para las distintas partes del mismo. Para la mayoría del texto se basó en... ¡dos! Manuscritos, más bien inferiores, de una librería monástica de Basilea. Uno, de los Evangelios y otro, de Hechos y Epístolas, ambos con fecha del siglo XII aproximadamente. Erasmo comparó los manuscritos con dos o tres de los mismos libros, corrigiendo ocasionalmente para el impresor, bien al margen o entre líneas del manuscrito griego. Para el libro de Apocalipsis, no tenía sino un manuscrito también del siglo XII, que había tomado prestado de su amigo Reuschlin, y al cual desafortunadamente le faltaba la última hoja que contenía los últimos versículos del libro. Para estos versículos, lo mismo que para otros pasajes del libro en donde el texto griego de Apocalipsis y el comentario adjunto con el cual venía, que por estar tan mezclados resultan indistinguibles, Erasmo dependió de la Vulgata Latina, traduciendo del latín al griego. Como era de esperar del procedimiento, se encuentran aquí y allí lecturas del griego propio de Erasmo, que nunca han sido halladas en ningún manuscrito griego conocido, pero que han sido perpetuadas hasta el día de hoy en las impresiones del llamado Textus Receptus. Incluso en otras partes del Nuevo Testamento, Erasmo introdujo ocasionalmente en el texto griego, material tomado de la Vulgata Latina. Por ejemplo, en Hechos 9.6, la pregunta que Pablo hace en el momento de su conversión en el camino a Damasco: "... él, temblando y temeroso, dijo: Señor ¿qué quieres que yo haga?" lo cual es una obvia interpolación procedente de la Vulgata. Esta añadidura, que no es hallada en ningún manuscrito griego en este pasaje, formó parte del Textus Receptus el cual la versión Reina-Valera tomó como base en 1569 hasta sus revisiones actuales. Otra interpolación que no está respaldada por ningún manuscrito griego antiguo y fidedigno, es la conocida como el Comma Johanneum en 1Jn.5.7-8, que Erasmo se vio obligado a introducir en su texto a causa de los ataques de los editores de la Políglota Complutense. En definitiva, el texto del Nuevo Testamento griego de Erasmo, se basó en no más de media docena de manuscritos minúsculos, es decir, escritos en letras minúsculas. El más antiguo y mejor de ellos, códice I, un minúsculo del sigo X, que concuerda en muchas partes con el texto Uncial antiguo, fue del que Erasmo menos se utilizó, pues... ¡temía acerca de sus posibles errores! La obra de Erasmo de Rotterdam, fue editada cinco veces, y más de treinta ediciones fueron realizadas sin autorización en Venecia, Estrasburgo, Basilea, París y otros lugares. Subsecuentes editores tales como Melchiore Sessa, Robert Estienne, Teodoro Beza, los hermanos Buenaventura y Abraham Elzevier, a pesar de haber realizado un número de alteraciones, reprodujeron vez tras vez esta adulterada forma de Nuevo Testamento griego, asegurándole una preeminencia tal, que llegó a denominarse el "texto normativo" del Nuevo Testamento y resistió por más de cuatrocientos años, y aún resiste hoy, todos los esfuerzos eruditos por ser desplazado en favor de un texto más fiel. El Textus Receptus sirvió como base de traducción del Nuevo Testamento a la mayoría de los idiomas vernáculos de Europa, incluido el castellano, hasta antes de 1881. Tan supersticiosa y pedante ha sido su inmerecida reverencia, que los intentos por criticarlo o enmendarlo han sido considerados como un sacrilegio; todo esto a pesar de que su base textual es esencialmente un manojo de manuscritos tardíos escogidos al azar y, por lo menos en una docena de pasajes, su lectura no está respaldada por ningún manuscrito griego conocido hasta el presente.

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